Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2020-05-08
Tipo:   Suplemento
Página(s):   4-5
Sección:   Suplemento
Centimetraje:   26x48

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Los bares buscan replicar la experiencia del local en la casa.

El amour spritz será uno de los cócteles que el bar La Providencia tendrá en su delivery.

Gracielo Bar ideó un sistema para embotellar sus cócteles en botellas de vino.

En Ruca Bar además de tener sus tapas en formato delivery han sumado sus famosos gin tonic y su hibiscus negroni.

En el Mercadito de Lolita Jones tienen sus clásicos cócteles con tequila como Margarita o Paloma.
El Mercurio - Wikén
La reinvención de los bares
Después de cerrar sus puertas y con un futuro incierto por delante, algunos bares han usado esta crisis para repensar el negocio e ingeniárselas para continuar llegando a sus clientes. Siguiendo la tendencia de Nueva York, algunos exitosos locales de Santiago como Ruca Bar, Lolita Jones y Gracielo Bar comenzaron a enviar sus cócteles a domicilio. El próximo martes se les unirá La Providencia.
El jueves 12 de marzo el bar La Providencia organizó el que sería su último evento masivo. Como invitado estaba el brasileño Ricardo Takahashi Paulon —@japores en Instagram—, el conocido bartender de Subastor, en Sao Paulo, 51° del mundo. Llegaron mixólogos, embajadores de marca y gente del rubro.

—Esa noche nos abrazamos, nos saludamos de beso y todas esas cosas que hasta hace poco eran normales —comenta con nostalgia Paula Nazal, una de las tres socias del exitoso Bar La Providencia. —Ya había casos con personas contagiadas, pero todavía no se le tomaba el peso. La noche estuvo súper divertida, pero no llegó toda la gente que en general llega a estos eventos. 'Qué pena', pensé. 'No resultó tanto'. Días después, comenzaron a reportarse más casos en Chile y pensé, 'claro, ya había gente que estaba asustada por este tema'. Cuatro días después, el 16 de marzo, cerraron el local. El covid-19 ya se había instalado en Santiago

—La pandemia nos pateó en el suelo, esa es la verdad —cuenta Nicolás Yankovic, dueño del taquillero bar Lolita Jones. —Tuvimos la suerte de tener un primer año súper exitoso, con números azules a pesar de todo. Y que eso pase el primer año es extremadamente raro. Estamos súper alegres por eso, pero al mismo tiempo súper preocupados de lo que nos depara el futuro a la industria gastronómica.

Los restaurantes y bares, al igual que muchos otros sectores, ha enfrentado una doble crisis en los últimos meses. Primero fue el estallido social y toque de queda, momento en que muchos tuvieron que cerrar sus locales temporalmente o cambiar sus horarios de atención; y meses después, esta crisis sanitaria que no solo obligó a muchos a cerrar sus puertas, sino que también a dar el salto al formato delivery, incluyendo locales de mantel largo, algo que antes no se hubieran ni imaginado. Lo mismo está ocurriendo con los bares: tuvieron que recurrir a la imaginación para inventar un sistema que lograra llevar los cócteles a las casas, sin perder la calidad del producto, intentando replicar la experiencia que se vive en el local y en un formato viable en el tiempo.

—Esta situación nos ha planteado un problema que nos ha tocado a todos, ¿cómo poder seguir adelante? —reflexiona Felipe Carrasco, dueño de Casa Garla y bar Gracielo. —Una de las primeras ideas fue hacer delivery. La discutimos bastante, ya que siempre intentamos llevar nuestra cocina y coctelería en su punto óptimo a la mesa, y eso es algo difícil de lograr en un delivery. En Gracielo tenemos una gran propuesta de coctelería que no podíamos descuidar. Estuvimos tres o cuatro semanas probando y viendo detalles, seleccionando los productos más solicitados y eligiendo los que podrían llegar en óptimas condiciones. Nos asesoramos con viñas y destilerías, y les pedimos consejos para embotellar y mantener bien los productos, hasta que llegamos a un formato que nos agradó y decidimos empezar el delivery.

Cuando lo anunciaron en sus redes sociales, la recepción fue buenísima.

—Los clientes nos escribían que nos extrañaban y nos decían que cuando volviéramos a abrir vendrían a tomar —cuenta Carrasco. —Así es que teníamos a varios esperándonos.

Junto con un pequeño equipo, incluida la bartender Nina Giaconi, lograron embotellar sus famosos cócteles como La Rosalía, Dr. Chapatín, Tshewen Tshewen o el pisco sour, en botellas de 750 cc que llegan a la casa fría y con un pequeño instructivo. Todos cuestan $12.900 (se piden llamando o escribiendo al +56 9 7867 8040).

—Lo entretenido es que nuestros cócteles se pueden acompañar con tapas que tenemos en la carta para domicilio como los baos vegetarianos, las costillitas de cerdo, pizzas y hamburguesas, entonces se pueden armar un panorama entretenido —comenta.

LA EXPERIENCIA DE NUEVA YORK

En Estados Unidos —país que tiene el mayor número de personas infectadas por covid-19— los bares también tuvieron que reinventarse. A mediados de marzo, se autorizó a las ciudades de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut a tener delivery de cócteles, los que, según ordenaron, tienen que ir acompañados de comida (un paquete de papas fritas bastaría). El resultado fue un éxito y algunos bares, según cuenta The New York Times, venden hasta 200 cócteles por día.

—Trabajamos mucho tiempo en Nueva York y tenemos muchos contactos en esa ciudad —comenta Nicolás Yankovic, de Lolita Jones. —Y como la pandemia golpeó allá más fuerte que en ninguna otra parte, estuvimos súper atentos a nuestros colegas y sacamos ideas de lo que estaban haciendo ellos con el delivery de cócteles. Había varios formatos como tragos individuales en bolsas al vacío, en las que se les escribía a mano lo que era y se despachaba, pero eso iba un poco en contra de lo que nosotros queremos hacer en la barra de Lolita, que es algo un poco más sustentable y un poco más elegante.

Así es que crearon El Mercado, un emporio mexicano, con sus productos en formato familiar. Tienen tostadas de atún, sus imperdibles tacos en formato de 500 gr o 12 tacos pequeños (carnitas o pastor), y la guinda de la torta son sus cócteles, de los que, según cuenta Yankovic, el más pedido, por lejos, es el tequila Margarita, que viene en una botella de 475 ml, que alcanza bien para 4 copas, es realmente delicioso y cuesta $15.000. Para prepararlo no usan premezcla, sino que se guían por la receta original: usan miel de agave, limón recién exprimido, Cointreau (no con triple sec) y tequila blanco. Aparte, mandan un pocillo con la sal que usan en el local que tiene cítricos y merquén, y rodajas de limón deshidratado para la decoración.

—Los cócteles vienen listos para consumir —afirma Yankovic. —Usamos los mismos ingredientes que en el restaurante, los jugos son exprimidos el mismo día del despacho y tienen una duración de 72 hrs. Todo es fresco y natural. No usamos preservantes ni estabilizadores, y los enviamos en botella de vidrio con etiqueta.

Algunos cócteles se sirven directo a un vaso con hielo, como el Gin Mule ($12.000) y la Paloma ($12.000), y otros requieren coctelera o juguera, como la Margarita y el sour ($13.000). El negroni ($15.000) solamente es revolver con hielo y el bloody mary mix ($5.000) viene sin alcohol y se puede combinar con lo que se tenga en casa, como vodka, gin o cerveza. Los pedidos hay que hacerlos con 24 hrs de anticipación, y despachan los días martes, jueves y sábados. Contacto a través de delivery@lolitajones.cl y Whatsapp +569 32189140.

ALÓ, UN CÓCTEL POR FAVOR

—Después de un mes cerrados, sin venta, empezaron a agobiarnos los gastos —cuenta Alberto Ferrero, socio de Ruca Bar. —Así es que decidimos crear algo para generar un ingreso, pero también con la intención de decirles a nuestros clientes 'seguimos aquí, no nos hemos ido, no nos hemos muerto. Vamos a volver'.

Fue así como crearon el Ruca Experience, que consiste en packs de comida precocinada y sellada al vacío, para dos personas ($20.000) o cuatro ($37.000), lista para cocinar o guardar. En su cuenta de Instagram tienen tutoriales de cómo terminar de preparar los platos en la casa, en sencillos pasos. También se pueden acompañar de una botella de gin Bombay Sapphire de 750 cc, cuatro tónicas premium, botánicos y dos copas Bombay de acrílico ($20.000) o de un Hibiscus Negroni ($15.000) o de un Ruca special ($10.000).

La propuesta de Ruca Bar tuvo tan buena recepción en su primera semana de lanzamiento que se les agotaron todos los packs de comida y gin, y tuvieron que planear y agregar cócteles y nuevas ofertas (los pedidos se hacen a través de mensaje interno en su cuenta de Instagram @rucabar).

En el bar La Providencia, en tanto, decidieron posponer el delivery en un principio pero desde este próximo martes están listos para partir. Tendrán cócteles como La Begoña, Winnie the pooh, Amour Spritz y La Pau.

—La idea es replicar el regaloneo del Bar La Providencia. Estamos apostando por una propuesta para hacer que la experiencia sea lo más parecida posible a la del local —comenta Nazal. —Los cócteles van a ir con una copa acorde, con la flor que lleva y todos esos detalles que hacen de La Providencia lo que es.

Recuadro
'A mediados de marzo, se autorizó a las ciudades de Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut a tener delivery de cócteles. El resultado fue un éxito y algunos bares venden hasta 200 cócteles por día'.
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Por Catalina Wallace-