El retiro femenino de la fuerza laboral en el país alcanzó niveles críticos durante la pandemia. A inicios de año, la participación de las mujeres alcanzó un peak histórico de 53,3%.

Pero hoy bordea el 40%, según cifras del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género (MinMujeryEG), lo que significa un retroceso de diez años. Expertas en la materia coinciden en que la necesidad de hacerse cargo del hogar es la razón de mayor peso tras este impacto, en un contexto que obligó al cierre de colegios y jardines, dejando a los niños en casa por más de siete meses.

Durante este tiempo, casi 40% de los hombres destinó un máximo de tres horas a la semana a cocinar, limpiar o lavar ropa, dice Irene Schlechter, senior manager de Human Capital de Deloitte, sobre la base de los datos de un estudio realizado en agosto por el Centro UC de Encuestas y Estudios Longitudinales. En cambio, la Encuesta Nacional sobre Uso del Tiempo de mayo concluyó que las mujeres estaban dedicando, en promedio, cinco horas al día al trabajo doméstico no remunerado. La diferencia es notable, subraya Schlechter, y 'sin duda genera un impacto negativo en la participación de la mujer en el mundo laboral y en su salud mental'.

Para Lilian Denham, directora ejecutiva de RED EG, todo se relaciona con 'la conciliación, corresponsabilidad social, familiar, prácticas laborales, el rol de los hombres que han sido excluidos del desafío directa o indirectamente', junto al desinterés y patrones de conducta 'que perpetúan roles de género en hombres y mujeres'. Entonces, remontar la cuesta frente a esos diez años de retroceso que no estaban previstos, requiere 'reformas sustanciales', sugiere Denham, que imiten el camino seguido en materia de personas en situación de discapacidad, junto a otras que apunten a equiparar la cancha. También es crucial el diálogo entre el sector público y privado, añade, para 'identificar oportunidades e intencionar la participación de mujeres en cargos y oficios que hasta hoy son ocupados mayoritariamente por los hombres'. En esa línea, dice que es clave una estrategia de 'reconversión e innovación'.

En el MinMujeryEG comparten la visión de la colaboración público-privada. Sobre las respuestas que ya se han dado desde lo público, destacan el subsidio a la contratación anunciado por el presidente Sebastián Piñera a finales de septiembre, que tiene un foco especial en las mujeres.

Y también, el trabajo junto a la Cámara Chilena de la Construcción y la industria minera, iniciado desde la convicción del aporte que ellas pueden hacer 'a cualquier ámbito o rubro productivo'.

Justo en ese punto es donde más se debe profundizar, dice Denham, tomando en cuenta que antes de la pandemia la participación femenina se concentraba en educación, hotelería y turismo, sectores que 'aún están muy dañados'. En ese escenario, lo apropiado es la capacitación para desarrollar el talento en otras áreas que hoy están en mejor posición, como la minería, transporte, energía o tecnología, industrias históricamente masculinizadas, pero 'donde la diversidad es un factor para la innovación y mejores resultados'.