Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2020-05-06
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   B9
Sección:   The Wall Street Journal
Centimetraje:   22x22

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Las dificultades de la aviación se han vuelto crónicas a medida que la pandemia de coronavirus parece deprimir la demanda en los próximos años.
El Mercurio
Desde aerolíneas hasta proveedores:
La crisis de la aviación se volvió permanente
La industria ha pasado desde la paralización temporal a la reducción de personal mientras se vislumbran años de muy poca demanda.
Incluso en la hipótesis más optimista de una aguda recuperación para la economía global, no habrá una para la industria de la aviación. British Airways, la tradicional aerolínea del Reino Unido, está lista para recortar hasta 12 mil empleos, alrededor del 30% de su personal, informó el dueño, IAG, mientras daba a conocer los resultados preliminares del primer trimestre. Las pérdidas fueron grandes, pero la compañía anunció un nivel saludable de efectivo que debería mitigar cualquier preocupación sobre su supervivencia durante el período de cierres por el covid-19.

Vienen años de retroceso en el mercado

Ese es precisamente el problema, no obstante: el actual recorte de personal de la industria de la aviación no es una medida de emergencia para abordar las prohibiciones de viaje, sino una respuesta permanente a lo que es muy probable que serán años de caída en la demanda. Lufthansa, Ryanair y SAS han mencionado recortes de empleos a una escala similar. Sin embargo, no son solo las aerolíneas manifiestamente cíclicas las que se están encogiendo.

Los fabricantes de aviones Boeing y Airbus, los que informaron sobre las ganancias del primer trimestre la semana pasada, también han advertido que se vienen grandes reducciones de la nómina, a pesar de su cúmulo de pedidos pendientes que abarcan años y los esfuerzos recientes para reconstruir sus colchones de efectivo. Las acciones de ambos subieron la semana pasada después de reportar flujos de fondos disponibles mejores de lo esperado. Boeing anunció la semana pasada que volvería a abrir sus instalaciones del 787 Dreamliner en North Charleston, Carolina del Sur, esta semana. No obstante, días más tarde mostraba un panorama a más largo plazo: el índice de producción del 787 se reducirá gradualmente de 14 ahora a siete mensualmente para 2022.

Igualmente se van a reducir los índices para el 777, y el aumento del 737 MAX será más lento de lo que se esperaba anteriormente; lo que agregará mil millones de dólares extra a los costos de producción que se habían proyectado. Airbus no proporcionó nuevos detalles, pero indicó que reduciría los índices en un tercio aproximadamente a través de su cartera de aviones. Algunos en la industria han advertido desde el comienzo de la crisis que podría tomar más de dos años llevar la capacidad nuevamente a los niveles de 2019, debido a una combinación de restricciones sanitarias, temor a volar y la cultura corporativa que está adoptando la videoconferencia. Los anuncios recientes ofrecen la confirmación de que no hay vuelta atrás. Las cancelaciones de pedidos han sido solo modestas hasta ahora, porque son caras para las aerolíneas. Pero es probable que todavía falten meses para el momento decisivo en cuanto a los índices de producción.

Los pronósticos de consenso que fueron recopilados por el proveedor de datos FactSet muestran que no se espera que los ingresos combinados de Boeing y Airbus superen el nivel de 2018 —antes que la crisis del 737 MAX afectara al fabricante estadounidense— hasta 2023. Las ventas ese año aún serían el 7% más bajas que lo que los analistas esperaban para 2020 hace unos meses. Esos son cinco años perdidos para la industria aeroespacial, y las estimaciones aún podrían tener que ponerse al día con las noticias. Para los fabricantes de motores y las empresas que ganan dinero con la reparación de aviones, la historia indica que la depresión será incluso más profunda. General Electric informó que tendría que reducir US$ 2 mil millones en costos después de reportar una enorme caída del 40% en las ganancias para su división de aviación.

Para algunas se acerca el fin

Aunque los gobiernos han intervenido para rescatar a algunas aerolíneas con problemas, es probable que otras desaparezcan. Virgin Australia ya ha solicitado la suspensión de pagos, y su fundador y uno de los dueños, Richard Branson, no ha asegurado hasta ahora la ayuda para su otra compañía aérea, Virgin Atlantic, con sede en el Reino Unido.

En EE.UU., a las aerolíneas se les pide que retengan a su fuerza laboral hasta septiembre como parte del paquete de ayuda que proporcionó Washington, pero ya están ofreciendo planes de salida voluntarios. Sin duda que van a empezar a despedir trabajadores en cuanto se lo permitan. Otras industrias aún tienen la esperanza de volver a cierto nivel de normalidad dentro de un futuro previsible. La aviación, no obstante, será más pequeña y menos rentable en los años venideros.

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TERMINAL Aunque los gobiernos han intervenido para rescatar a algunas aerolíneas con problemas, es probable que otras desaparezcan.
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JON SINDREU-