La economía chilena cayó 14,1% entre abril y junio, respecto al mismo trimestre del año pasado. La cifra es la más baja desde que el Banco Central actualizó las cuentas mensuales, en 1986, pero se estima que está al nivel del desplome de 1982.

"Este resultado se vio incidido por la emergencia sanitaria asociada al Covid-19, que influyó en la movilidad de las personas y el normal funcionamiento de establecimientos productivos", comentó el instituto emisor.

La contracción fue empujada por la menor actividad en los servicios personales, el comercio, el transporte, la construcción, los restaurantes y hoteles, la industria manufacturera y los servicios empresariales.

El presidente de la Asociación Chilena de Gastronomía (Achiga), Maximo Picallo, insistió en que la situación es crítica y pidió al Gobierno ayuda para mantenerse cerrados o para abrir.

El ministro de Economía, Lucas Palacios, esbozó que probablemente lo peor de la crisis ya pasó, pues en julio comenzaron los desconfinamientos y la actividad comercial se ha retomado, lo que se ha intensificado con la entrega del 10% de las AFP.

En la primera semana de retiro, según informó la Cámara Nacional de Comercio, las ventas en el sector minorista subieron un 3,2%, tras meses de caídas.

"Estamos viendo la luz al final del túnel y eso nos llena de optimismo (...) Es importante el cambio de estado ánimo", afirmó Palacios.

Su par de Hacienda, Ignacio Briones, coincidió en que las cifras del tercer trimestre serán mejores, pero advirtió que aún serán negativas. Por lo mismo llamó a priorizar la recuperación del mercado del trabajo, que calificó como "un desafío colosal".

El Presidente Sebastián Piñera estimó que entre los empleos destruidos, los que se encuentran con su relación laboral congelada y aquellos que sienten que no hay condiciones ahora como para salir a buscar una ocupación suman en total 3 millones de personas, que "quieren y necesitan un trabajo".