Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2020-10-19
Tipo:   Prensa Escrita
Página(s):   20-21
Sección:   Economía
Centimetraje:   32x45
El Diario Financiero
La desocupación, el reto estructural que deja el Covid-19 en Chile
La pandemia aceleró inesperadamente la automatización en el mercado laboral y, con ello, generó un desempleo que se estima tomará tiempo en revertirse, dando paso a cambios estructurales que incluyen un golpe asimétrico entre sectores y tipos de trabajadores que no será lo transitorio que se pensó hace algunos meses. Un fenómeno que miran con preocupación los expertos, que asumen que la actual tasa de desocupación -que se ubica en 12,9% según el último trimestre móvil junio-agosto, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE)- seguirá escalando en la medida que quienes hoy están fuera de la fuerza laboral inicien la búsqueda de empleos conforme la actividad productiva en el país se vaya retomando. Aquí las economistas jefas de Banchile Inversiones y Quiñenco, Carolina Günwald y Andrea Tokman, respectivamente, abordan la reconfiguración del escenario laboral que ya no se detendrá y el desafío que representa en materia de reconversión y educación de las actuales generaciones.
ECONOMISTA JEFE DE BANCHILE INVERSIONES

Carolina Grünwald: 'La tasa de desempleo se va a mantener por un largo tiempo en dos dígitos'

Una tasa de desempleo que se mantendrá en los dos dígitos hasta diciembre de 2021 es la huella que dejará el paso de la pandemia por Covid-19 en el país, según las estimaciones de la economista jefa de Banchile Inversiones, Carolina Grünwald.

¿La razón? Una reconfiguración del mercado laboral que las restricciones de movilidad -para disminuir la velocidad de contagio del coronavirus- aceleraron al imponer como solución la automatización y digitalización de procesos para que la actividad económica no cesará del todo.

'Lo que ha hecho la pandemia es acelerar la automatización de un montón de procesos y eso va a impactar sobre todo al empleo de mediana calificación', explica. Para este año cree que la tasa de desocupación, que cuantifica la proporción de personas con empleo en relación a la fuerza de trabajo, terminará en 15%, mientras que para 2021 estima será de 10,6%.

Luego de un análisis del escenario laboral que realizó junto a su equipo, identificó el perfil del trabajador más expuesto a la pérdida de empleo.

'Desde que empezó la pandemia los empleos de calificación alta son los únicos que han ganado participación, mientras que los de calificación mediana y baja han retrocedido', acota el economista del equipo, Agustín García, siendo los del nivel intermedio los que mayor terreno han perdido.

- ¿En qué sectores se está incorporando la automatización con más fuerza hoy?

- Ahora veo la automatización más en la minería, la manufactura y el comercio. Precisaría que nosotros no creemos que llegó la automatización y la digitalización, sino que se está acelerando el proceso, porque íbamos para allá. Y tampoco es que todo ya esté automatizado. Esto continuará.

- ¿Hacia dónde se trasladan los empleos reemplazados por la automatización?

- Eso es algo muy difícil de anticipar porque, obviamente, toda esta automatización y esta nueva manera de hacer negocios trae consigo una nueva necesidad de mano de obra. En todo lo que es la relación de estas nuevas tecnologías, también es muy importante tener personas trabajando ahí.

Entonces, está por verse. Por eso creemos que la tasa de desempleo se va a mantener por un largo tiempo en dos dígitos, porque reubicar toda esta mano de obra no es automático, ni es rápido. Hoy por hoy mucha de esta mano de obra la están absorbiendo las aplicaciones. Ser repartidor es una pega, que informal y todo, está absorbiendo bastante gente.

- ¿De qué manera esta situación puede tomarse como una oportunidad? Si vamos a tener hasta 2021 un desempleo en dos dígitos, según sus estimaciones, ¿cómo avanzar para que en 2022 empecemos a ver los beneficios -que en teoría- debiera aportarnos la digitalización y la automatización?

-La palabra que se me viene en principio es capacitación. Es muy importante y necesario capacitar a las personas en lo que viene. En Chile, todavía hay muchas personas ajenas al mundo digital.

Tú ves personas en las colas de las AFP, porque no saben usar el celular o porque no saben usar el e-mail. Entonces, me parece que es muy importante la educación y la capacitación en nuevas tecnologías y nuevos procesos.

Hay estudios que estiman, por ejemplo, que los niños de hoy cuando salgan del colegio ya no van a poder trabajar en nada de lo que actualmente se está trabajando.

Eso se decía antes de la pandemia y creo que eso va a ir mucho más rápido. Por lo tanto, para poder subirse a la micro de los nuevos tiempos hay que capacitarse y aprender: procesos, gestión, tecnología, algoritmo… por ahí me parece que va la cosa.

'Los niños cuando salgan del colegio no van a poder trabajar en nada de lo que actualmente se está trabajando. Eso se decía antes de la pandemia y creo que va a ir más rápido'.

ECONOMISTA JEFA DE QUIÑENCO DESTACA LA NECESIDAD DE APOYOS

Andrea Tokman pone foco en los jóvenes: 'Me preocupa el efecto casi permanente que tendrá en sus trayectorias laborales'

Si bien las últimas cifras de empleo y de actividad económica dan signos de haber tocado piso, el análisis de la economista jefa de Quiñenco, Andrea Tokman, ya asume que el daño en la capacidad de generar ingresos de los trabajadores más vulnerables es de 'largo aliento', lo que influirá de manera prolongada en sus trayectorias laborales con su correlato directo en la desigualdad y pobreza del país. Y esa es, a su juicio, la consecuencia más evidente que ocasionó la crisis sanitaria.

A ello, agrega que aunque mejore el tratamiento médico -incluido el uso de vacunas- para hacer frente al coronavirus, los patrones de comportamiento de la sociedad ya han sido alterados 'permanentemente', lo que se traduce en cambios estructurales en distintos mercados, con implicancias directas en la reasignación de personas entre trabajos y sectores.

- ¿Comparte la visión de que la pandemia aceleró la digitalización y automatización de los trabajos y, con ello, el desempleo estructural?

- La adopción de tecnologías 'puente' entre clientes y productos, el riesgo de continuidad operacional por contagios y cuarentenas que incentiva automatización en procesos, el teletrabajo, la teleeducación… todo suma a acelerar la transición que ya estábamos viviendo, pero no implica inexorablemente más desempleo. Depende de las políticas públicas que lo acompañen.

Antes de la pandemia, no se traducía en menos empleos, sino que en desplazamiento de trabajadores de habilidades medias que debían recapacitarse para nuevos trabajos complementarios con la tecnología adoptada o caer al desempleo o trabajos precarios. Lo nuevo no es solo que acelera el proceso, sino que gran parte de los trabajadores sustituidos -que estaban siendo absorbidos por el creciente sector servicios-, hoy sufren mucho más fuerte el golpe de la crisis.

Es decir que este importante sector 'amortiguador' pierde aceite y se dificulta la capacidad de la economía para evitar el desempleo masivo que muchos predecían desde la primera revolución industrial y que por suerte todavía no hemos vivido.

- ¿Cree entonces que esta dificultad lleve a un desempleo masivo y permanente?

- Espero que, al igual que en otros momentos de la historia, nos sorprendamos por la capacidad de creación de nuevos productos y servicios que demanden ese componente humano irreemplazable como ha ocurrido hasta ahora. Espero que no seamos la primera generación en probar la tesis del 'desempleo tecnológico' de Keynes. Reconozco que está difícil por el efecto adicional de la pandemia en sectores que, hasta ahora, entregaban alternativas a los trabajadores desplazados.

Pero la receta para ambos problemas es similar: apoyar la reinserción de trabajadores hacia empleos con futuro, ayudándolos a adquirir nuevas habilidades y en la conexión con nuevas oportunidades laborales; incentivos para que las empresas absorban a trabajadores de otros sectores, a los más golpeados, aún sin contar con la experiencia previa que típicamente uno buscaría en un nuevo contrato.

La protección debe darse a nivel personal, con buenos sistemas de protección social para las transiciones y con políticas públicas que propendan a que sea un proceso lo más rápido y eficiente posible. Sin la ayuda de una buena ley de reemprendimiento y quiebra, de programas de capacitación y reinserción, apoyos económicos y emocionales para la transición, este proceso queda trunco y perjudica desproporcionadamente a los más vulnerables y a la economía como un todo.

- Esta pandemia ha amplificado el desempleo entre los jóvenes, que habitualmente es mayor al nacional, ¿le preocupa que esto eleve la frustración de ellos?, ¿de qué manera se puede contener?

- Me preocupa mucho el impacto actual y futuro de la crisis en los jóvenes por el efecto -casi permanente- que tendrá en sus trayectorias laborales, según la evidencia de recesiones previas, y, como dice, también en su creciente desencanto y actitud, a veces no tan constructiva, sobre cómo mejorar el futuro del país.

Políticas públicas focalizadas, como el programa de subsidios al empleo recién anunciado, los contratos de aprendices, el subsidio empleo joven, los programas de capacitación, la posibilidad de jornadas divididas para estudiantes que trabajen, son todos fundamentales para minimizar el efecto de la crisis en ellos.

Justamente porque para ellos el efecto es tan permanente -y porque excede las fronteras de lo económico-, es que es nuestra obligación, y también es una oportunidad para nosotros, entregarles las herramientas necesarias para que logren sortear esta crisis, valorando el apoyo que han recibido del resto de la sociedad y no enrabiados con una generación que les dejará más deudas, un medio ambiente más contaminado, una sociedad más polarizada.

'Es nuestra obligación, y también es una oportunidad para nosotros, entregarles las herramientas necesarias para que logren sortear esta crisis'.
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POR PAMELA CUEVAS V.-