Pais:   Chile
Región:   Metropolitana de Santiago
Fecha:   2020-06-19
Tipo:   Suplemento
Página(s):   7
Sección:   Suplemento - RESTAURANTES / CRÍTICA
Centimetraje:   12x24
El Mercurio - Wikén
Mesa lista Una gran solución
Hay restaurantes que se resisten a hacer bien su reconversión. Porque, entonces, ¿por qué abren a las 13 horas? ¿Para que uno almuerce casi a la hora de once, ah? O, ¿por qué solo aceptan mensajes por Instagram, que se demoran largas horas en contestar? Lo otro: empaticen por favor, usen la inteligencia emocional, y eliminen los platos que es obvio que llegarán latigudos, o no ofrezcan cosas incompletas (brownie tibio sin el helado, porque no se les ocurrió mandar un potecito aparte). Y, además, aprendan a rotular los platos. ¿Es que nadie ha hecho legos o armado muebles del Homy en los restaurantes? Uf. Por todo esto, una solución es bajar las revoluciones y sumarse a otro ritmo y orden de cosas, como el que ofrece el sitio Mesa lista.

El hombre tras esta pyme es Guillermo Rodríguez. Para quien no lo sabe, porque hace rato que no aparece en medios de comunicación (porque antes…), es de los papás de la nueva cocina chilena. Y es un verdadero crack de la banquetería (fue el hombre de La Moneda para decenas de visitas de presidentes). Entonces, eso es lo que se puede esperar de este delivery: comida en formato casi listo y que puede durar unos días sellado y refrigerado. Y, como debe ser, con el envío viene un instructivo impreso de cómo calentar lo que haya que calentar (los postres no, en este caso).

El procedimiento es escoger, pagar y luego confirmar por mail la fecha de despacho, que están planificadas por días/comunas.

En este caso se optó por una verdadera y maravillosa solución: un pack de tres dobles porciones (a $30.000). Esto se tradujo en: pechuga de pollo grillada —cero seca— con quínoa (con salsa huancaína y verduritas) como uno de los platos dobles. Luego, plateada al jugo con un milhojas de papa a la crema, para terminar con un medallón de pavo envuelto en jamón crudo y relleno con champiñones (¡y la ramita de romero! Y una salsa de oporto además, aparte), acompañado de puré rústico de zapallo camote (¿habrá llevado algo de jengibre?). Todo venía sellado al vacío y en unas cajas muy pro. En este caso se optó por calentar en abundante agua caliente, sin desembolsar —tijeras de cocina, necesarias como nunca— pero ojo al abrir que queda MUY caliente.

Hay otro pack para cinco días a $42.900. Digamos que tanto el anterior como este es una buena manera de regalonear a los adultos mayores en cautiverio (este fue el caso). También hay sopas y cremas por litro (entre $7.000 y $8.000). Quiches también. En este caso, una de espinaca y mozzarella ($11.000) que estaba rica, con una masa fresca y crujiente, pero un poquito salada. Pena. En cambio el cheesecake con arándanos, oh. Y ahí uno saca el mismo cálculo que debiera con otros platos de este sitio. Fueron $12.000 para unas doce porciones grandes. Y en un delivery de restaurante, un postre puede costar unos cuatro mil pesos. Y también hay platos de fondo entre los $7.000 de un charquicán y los $25.000 de un salmón dorado, en formatos para cinco personas. Eso.

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Por Esteban Cabezas-